A medida que pasa el tiempo me gusta cada vez
menos la semana santa, semana llena de hipocresía y egoísmo. Una vez más hemos
conseguido tergiversar el sentido de estas fiestas. La Semana Santa surgió en
la antigüedad, tenía un sentido pedagógico y de culto. Mediante la exposición
de las escultura en los pasos y su procesión por los pueblos se pretendía
enseñar a sus habitantes sucesivas historias, ya que un reducido número de la
población sabía leer y escribir, es decir había un alto índice de analfabetismo
en los pueblos. Cada gremio adoraba a una figura, pidiéndole que les diera
suerte.
Pero
ahora nada de eso tiene sentido, a cambiado por completo el significado de
estas fiestas, como cambia todo lo que se sumerge en el sistema capitalista en
el que vivimos. Ahora las personas se preocupan una semana antes a estas
fiestas en comprarse ropa elegante para estrenarla cada día. Los valores
cristianos apenas tiene fuerza en estas fiestas, se gastan muchísimo dinero en
los paños de la Virgen, en la corona de oro, en cada uno de los adornos...en
vez de gastar ese dinero en cosas más importante como comedores sociales.